Somos seres infinitos en busca de la perfección. La energía se expresa a través de la forma, y el árbol genealógico se manifiesta a través de ti.
En cada familia existe una expresión única de códigos genéticos que danzan a través de las generaciones, asegurando su continuidad.
Cuando veo el dibujo del árbol genealógico que realizamos en los cursos, en mi mente se dibuja un entramado de cables como los que se usan para adornar el árbol de Navidad por donde circula energía, y en cada extremo de estos cables cuelga una bombilla o foco, que con su presencia pone luz a las historias, experiencias y creencias que el clan quiere contar. Somos esa pequeña porción que expresa el todo, la proporción áurea de nuestro árbol genealógico.
Sacando cuentas sobre cuántas personas se necesitan para poder nacer se puede decir que: dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos... y así seguiríamos subiendo hasta la vigésima generación, que serían más de un millón y medio de personas que se unieron y entrelazaron sexualmente para que tú pudieras nacer y estés hoy aquí tratando de sanar tu árbol genealógico.
Increíble, ¿verdad? Es una expresión energética que se expande y se vuelve sobre sí misma para observarse y sanarse.
Esto quiere decir que llevas la información en tu ADN de todas estas personas. Y esta información vive en ti y se manifiesta a través de ti, y gracias a ti se perpetúa.